Kira y Gregor son una pareja que hace muchos años que están juntos pero están en un punto crucial de su relación, pues Kira presiente que Gregor ya no la quiere como antaño. Además Gregor esta eludiendo la responsabilidad de formar una familia y se está quedando sin excusas para hacerlo. En medio de ellos está la madre de Gregor, una recién jubilada que se está lanzando como influencer de crecimiento personal con moderado éxito... La comedia está servida.
La sala pequeña del teatro Gaudí acoge La Felicidad es un hábito, una obra escrita por Laura Freijo, dramaturga, periodista, poeta y escritora. Estamos ante una comedia rápida y ágil, sin tiempos muertos, con una puesta en escena veloz y casi a pelo, donde los tres personajes simultanean sus pensamientos íntimos delante del público, para a continuación y sin respiro, pasar a las escenas con un cierto surrealismo humorístico.
Natalie Ravlich da en el clavo como Kira, la pareja australiana de Gregor. Enérgica y de fuerte carácter, derrocha simpatía y amplia sonrisa, incluso cuando está más cabreada, lo cual ya es un arte en sí, pues te puede estar lanzado la caballería con la mejor de sus sonrisas. El mezclar inglés con castellano funciona y refuerza su papel. Aunque bajo esta apariencia de mujer dura, ella solo quiere que la quieran y tener descendencia. Omar Puga es la atribulada pareja de Kira, un tío simpático, lleno de miedos y que se escuda en mentiras para no afrontar la verdad. Te crees el comportamiento de Puga desde el minuto uno, y eso se llama buen trabajo. Por último, y no menos importante, la veteranía de Margarita Ponce se impone como la madre que ya está de vuelta de todo y tan solo quiere ser una gran influencer y disfrutar un poco del sexo a su edad. La actriz es conocida por haber intervenido en series como La Riera, Gavilanes, El Otro Lado o la genial Vida Perfecta. Además es un reconocida actriz de doblaje.
La obra empieza a toda máquina y todos con muy poca ropa, tal vez como una alegoría a que nos están mostrando sus sentimientos íntimos más variados, evidentemente se irán vistiendo pero el nivel de locura en general no disminuye.
El titulo La felicidad es un hábito no lleva a engaño, la obra va de esto, a través del vivir de estos tres personajes, nos descubren que la felicidad es eso, estar bien con uno mismo, alineado con lo que de verdad quieres, sin importar los errores que hayas cometido en el pasado… Dándole valor a lo que hemos perdido y que nos lleva posiblemente a nuestro verdadero camino, o con el que seremos más felices.
No es una obra de grandes risas y escenas memorables, pero el esfuerzo y buen hacer constante del trío la llevan a buen puerto y se ganan al espectador. Las escenas son alocadas y divertidas. Alguna tal vez queda algo descolgada de la trama en sí, como toda la escena de una inesperada muerte que desencadena las siguientes situaciones, da la sensación de pieza añadida al conjunto de la obra, como separada, aunque eso sí, muy graciosa. Otras se resuelven con brillante puesta en escena como ese combate de boxeo literal y metafórico donde se van a decir todas las verdades..
La Felicidad es un hábito nos habla del amor y la pareja, del miedo a tener hijos, el conocerse uno mismo y ser consecuente con lo que quieres, pero también trata de una cierta espiritualidad aunque sea con cachondeo… ¿Y no queremos todos en esta vida ser felices? Pues con esta obra lo serás un poquito más.
LA FELICIDAD ES UN HÁBITO - Teatre Gaudí
Jueves, viernes, sábado y domingo: 19:00 h
Hasta el 28 de Julio 2024
Entradas a partir de 20€
Dramaturgia: Laura Freijo
Dirección: Sonia Sobrino
Intérpretes: Margarita Ponce | Natalie Ravlich | Omar Puga
Iluminación: Marina Mora
Escenografía: Enric Fàbregas
Fotografía: Oscar Mellado
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