Después de mucho tiempo por fin he podido entrevistar a Víctor Amela. El autor estuvo muy amable, receptivo e implicado en la misma, fue un placer escuchar lo bien que se expresa y lo que piensa. En esta entrevista, en dos partes, descubriremos cosas de La Contra, y se hablará de televisión, libros, y por supuesto de cómics.
Víctor M. Amela nació en 1960. Es desde hace unos años un rostro popular gracias a la tertulia en el programa AruCitys (TV8 en Cataluña) donde diserta sobre programas de televisión y otros temas de la vida que se tercien. Como diría el gran Ferran Monegal “crítica de tele, desde la tele”. No sólo habla de la tele en este medio pues también es crítico televisivo en papel impreso en el diario La Vanguardia. Además ha colaborado en diferentes programas de radio como “La ventana” con Gemma Nierga durante 7 años, actualmente en “Las mañanas de RNE” con Juan Ramón Lucas y en el programa de televisión del canal 33 “L´hora del lector” habla de otra de sus pasiones, los libros. El periodista trabaja en La Vanguardia y desde hace más de 10 años realiza entrevistas en La Contra junto a Luis Amiguet e Ima Sanchis. Estas entrevistas son todo un referente y una de las secciones más leídas del diario. Se han llevado varios premios por “La Contra”. Es especialista en comunicación y ha sido profesor de teoría e historia de la televisión y de comunicación audiovisual en las universidades UAB y URL. Cuenta con su propio blog donde se informa a sus seguidores de sus trabajos y colaboraciones y tiene cabida hasta un peculiar canal de televisión.
ENTREVISTA A
VÍCTOR AMELA
-Este pasado Sant Jordi has presentado el magno libro “Antología de citas”. 30.000 citas, frases hechas, refranes, máximas... ¿Como afrontaste esta impresionante recopilación?
Fue en parte un proyecto editorial que cuando me lo propusieron ya estaba bastante avanzado y al que yo me incorporé porque me pareció muy interesante y valioso. Me pareció que yo podía aportar algo. Lo que aporté fueron frases que tenia recopiladas de las muchas entrevistas que he hecho para La Vanguardia en La Contra o anteriores y que a mí me resonaban, me inspiraban, me llamaban la atención. Yo iba coleccionándolas y esas frases más otras clásicas que me inspiran fue las que aporte a la “obra magna”. 30.000 citas, una sola persona esta claro que no podría haberla hecho sino es con muchísimos años. Por lo tanto fui como el coordinador final, el que le dio la unidad final, prologó la obra y la defendí en los medios. Pero no es una obra unipersonal, es una obra de un equipo.
-¿Has pensado que leyendo sólo una cita al día ya tenemos libro para unos ochenta años?
Sí señor. Y si lees dos al día para 40 años (risas). Fui haciendo cálculos y al final me pareció que lo más sensato era leer cuatro al día y en diez años te lo acabas.
-¿Tienes alguna anécdota curiosa o graciosa que te haya pasado en Sant Jordi?
Desde estar firmando al lado de María Jiménez, por ejemplo, que es una mujer muy expansiva muy extrovertida y muy divertida. En vez de firmar con la mano, firma con un tampón que son unos labios rojos, va firmando, bueno sellando libros.
Hasta encontrarme con algún autor literariamente muy valorado pero al que no le viene nadie durante una hora y la situación es un poco violenta. A encontrarme a multitud de gente que me expresan su cariño que me dicen que me leen que me siguen y a los que nunca había visto antes, la verdad es muy agradable tener una conversación tú a tú, abrazarlos, darles besos. A mí eso me encanta y disfruto mucho.
-Hay un librito mucho menos grueso, más manejable y muy interesante donde vas desmenuzando cosas y casos sobre la Televisión. Se titula “La televisió espectacle”. Con el descubrimos situaciones televisivas donde nos han dado gato por liebre entre otras... Háblanos un poco de este libro.
Este libro lo redacté para una asignatura de la Universitat Oberta de Catalunya que se titula “Història Cultural de l’Audiovisual” y en el que pretendí, no se si lo conseguí, creo que en gran medida sí, trazar una panorámica desde la edad de las cavernas hasta hoy acerca del fenómeno de la comunicación humana. Fui realizando la expresión plástica desde la pintura prehistórica hasta la transmisión en directo del atentado contra las torres gemelas. Toda esa historia de la comunicación que pasa por los vitrales góticos y por los pergaminos medievales. Disfruté mucho escribiéndola y el último capítulo de la asignatura era justamente una pequeña historia de la televisión y en particular de la televisión entendida como espectáculo, que es, creo yo como hay que analizar el medio y por eso el título de “La televisió espectacle” donde analizo los diversos géneros televisivos y como al final, esa es mi tesis, no hay gran diferencia entre lo que tradicionalmente se ha llamado entretenimiento y lo que llamamos un informativo de televisión. Al final un informativo de televisión también es entretenimiento y de una manera más o menos confesada pretende entretener. Porque si no tuviera esa pretensión de entretener dejaría escapar a la audiencia y la audiencia es la religión, es el mandamiento principal de la televisión. De manera que la televisión es espectáculo fundamentalmente lo quiera ella o no, casi intrínsecamente. Esa es un poco la tesis de fondo de ese libro.
Ahora Victor Amela en colaboración con la mallorquina Roser Amills (escritora, periodista y editora, entre otras) acaban de publicar un muy bonito libro titulado “Paraules d´amor: 101 declaracions apassionades” En el, ese número de artistas de diversos ámbitos hablan del amor en cualquiera de sus vertientes y usando diferentes herramientas como la escritura, la poesía, los dibujos, el collage, fotos...
-Siempre se ha dicho que en este país se lee poco, pero sólo hay que observar las ventas de libros de ese día especial. ¿Serán todos leídos o frente a la televisión no hay nada que hacer?
Como me decía el otro día Bigas Luna, un director de cine que admiro como persona, como pensador y casi como filósofo y esteta, a lo mejor más que como director de cine, que también. Me decía que comprar un libro es quizá el negocio más rentable que puedes hacer en la vida porque por muy poquito dinero, ponle 20 euros, te conviertes en un sabio y te conviertes en un sabio de entrada ante tus propios ojos. Te sientes un poco más importante, un poco más digno, más instruido, llevando un libro debajo del brazo que acabas de comprar por ese irrisorio precio de 20 euros. Solo esa gratificación ya compensa tan sobradamente los 20 euros que es un gran negocio. Si además te lo lees te va a cambiar la vida, o sea te va a hacer una persona un poquito diferente, de manera que es un arma muy poderosa un libro. No sé hasta que punto se seguirá leyendo como se leía, o si se leía antes más que ahora o menos. Esto puedes analizarlo desde muchos puntos de vista. Para resumir diría que probablemente cuando más se ha leído en la historia de la humanidad ha sido en el siglo XX. Sobretodo en la segunda mitad del siglo XX, porque ha sido cuando más alfabetización ha habido, es decir se ha alfabetizado la población de los países del primer mundo y cuando todavía no había irrumpido de manera extendida la red, Internet. Ha habido ahí un lapso, entre mucha alfabetización y poca pantalla, que ha permitido que sea el momento de la historia de la humanidad con más lectores. Yo creo que ahora va haber un descenso. Las pantallas son una competencia poderosa al acto íntimo de leer, que seguirá por siempre, pero constreñido a un grupo de personas limitado. No se si serán cien mil o cien millones pero un grupo acotado que difícilmente creo que vaya a crecer. El que si va a crecer es el grupo de seres humanos que va a tener acceso a mucha información escrita o audiovisual a través de pantalla.
-Otro caso parecido ocurre con la prensa escrita. Los diarios regalan “vajillas completas” para atraer a clientes. Los jóvenes leen las noticias por Internet y no compran diarios. Los diarios gratuitos están consolidados. ¿Cómo ves el futuro de los diarios tradicionales?
Creo que los diarios tradicionales al igual que los libros tradicionales van a permanecer por siempre. Siempre los habrá y siempre habrá algún lugar, que se llama quiosco hoy en día, y no sé como se llamará en el futuro, algún punto de venta de ese objeto tan especial que es un diario. Seguramente la venta de ese objeto especial que es un diario ya no será masiva, será testimonial. Probablemente las empresas editoras de esos diarios los distribuirán en puntos estratégicos para hacer constar su existencia, la presencia física de ese objeto mítico y que mantendrá su prestigio que es un diario, pero el grueso de los lectores de un diario ya no será el que hojea esas páginas físicas, sino será el que lee ese diario a través de una pantalla que llamamos Internet o que se llamará como se quiera llamar, donde estará el grueso de contenidos que no serán solo impresos sino que serán audiovisuales. El diario se verá en la necesidad de mantener por una cuestión de prestigio y de imagen la impresión sobre papel de su cabecera y de un compendio, una esencia, una quinta esencia del espíritu de ese diario. De manera que el diario permanecerá sí, pero ya no de la manera como lo hemos conocido en el siglo XX, sino casi como mascaron de proa de otra cosa mucho más amplia que será el diario audiovisual.
¡Estoy haciendo de pitoniso! ¡Vete a saber!
-Conozco alguna persona que colecciona las entrevistas de “La contra” de la Vanguardia. ¿Cuántas sueles hacer a la semana?
Te lo voy a responder de una manera más precisa y más global. Al cabo del año yo publico 120 entrevistas en La Contra. Eso es lo que hay que tener presente. 120 entrevistas que tengo que hacer. De manera que lo que hago es dividir los 365 días del año entre las 120 Contras y eso me va a dar la cadencia que tengo que mantener durante el año. O sea que cada dos días yo tengo que hacer una entrevista.
-¿Cómo te las preparas? ¿Llevas ya las preguntas hechas o te van surgiendo sobre la marcha? ¿Haces un estudio del personaje a entrevistar?
Sobretodo estudio que puede ofrecerles a mis lectores ese personaje. Que zonas de interés debo explorar para captar la atención de mi lector. Eso es lo primero que hago. De manera que procuro no preguntarle lo que ya otros le han preguntado para no aburrir, cansar y redundar a mi lector. Intento preparar una veintena de preguntas que sean como palancas...
-¿Cómo comodines?
No, más que comodines, yo te diría como sacacorchos de la información que yo presupongo que oculta ese personaje. Se trata de pulsar las teclas adecuadas para que aflore esa información. A veces se consigue y a veces no. Hay que intentar siempre con la máxima ambición obtener la máxima información.
- Supongo que estas entrevistas son largas y luego las recortas al máximo.
¿Tu que quieres saber los secretos de la producción? (risas)
No, hombre yo te lo digo. Yo estoy charlando con un personaje una hora, u hora y media. A veces si estamos distendidos y él tiene tiempo y yo también hasta dos horas. Con todo ese material que yo me llevo a casa, que es bastante, por que ha habido bastante tiempo de conversación, me permito elegir. Me permito seleccionar lo que en mi criterio va a interesar más a mis lectores. Eso quiere decir que de esas conversaciones quizá podría extraer dos, tres o hasta tal vez cuatro entrevistas absolutamente diferentes una de la otra. Elijo una. Elijo la que creo que es más eficaz, más interesante, más atractiva para no perder lectores, para mantenerlos contentos. Esa entrevista que extraigo del material acumulado procuro que tenga la máxima amenidad, el máximo ritmo posible. Eso supone una labor de edición. Eliminar redundancias, suprimir lo superfluo y dejar la quinta esencia, lo más interesante. De manera que cuanto tú leas una Contra piensa que lo que estas leyendo sucedió pero no sucedió con la intensidad, el ritmo, la cadencia con la que tú lo estas leyendo. Eso es mi mérito.
¿Tu que quieres saber los secretos de la producción? (risas)
No, hombre yo te lo digo. Yo estoy charlando con un personaje una hora, u hora y media. A veces si estamos distendidos y él tiene tiempo y yo también hasta dos horas. Con todo ese material que yo me llevo a casa, que es bastante, por que ha habido bastante tiempo de conversación, me permito elegir. Me permito seleccionar lo que en mi criterio va a interesar más a mis lectores. Eso quiere decir que de esas conversaciones quizá podría extraer dos, tres o hasta tal vez cuatro entrevistas absolutamente diferentes una de la otra. Elijo una. Elijo la que creo que es más eficaz, más interesante, más atractiva para no perder lectores, para mantenerlos contentos. Esa entrevista que extraigo del material acumulado procuro que tenga la máxima amenidad, el máximo ritmo posible. Eso supone una labor de edición. Eliminar redundancias, suprimir lo superfluo y dejar la quinta esencia, lo más interesante. De manera que cuanto tú leas una Contra piensa que lo que estas leyendo sucedió pero no sucedió con la intensidad, el ritmo, la cadencia con la que tú lo estas leyendo. Eso es mi mérito.
Víctor Amela va armado con las nuevas tecnologias y va creando insitu videos para su Amela Channel. Aquí teneis las últimas preguntas que acabais de leer.
-¿Has entrevistado alguna persona de las conocidas que no te acabase de caer bien? ¿Las eliges o te vienen a ti?
Yo elijo. Todos los personajes los elijo yo. Ya de entrada procuro elegir a personas que a mi me parece que van ofrecer algo interesante al lector. Sea porque son personajes odiosos, populares, o porque siendo un absoluto desconocido creo que tiene algo que explicar. Enfoco la entrevista en función de eso que creo que pueden ofrecerme. Si creo que tiene algo que no ha contado todavía y creo que es muy interesante ataco por ahí para conseguir eso. Si es alguien del que se hablado mucho por un aspecto determinado procuro preguntarle sobre eso pero de otra manera diferente para dar una luz nueva, un aspecto nuevo. Que el lector diga ¡Hombre esto nunca lo había dicho! Enfoco el guión de cada entrevista según lo que yo quiera de ese personaje.
-¿Recuerdas alguna anécdota con algún entrevistado?
Hay muchísimas. Recuerdo haber ido a entrevistar a Eudald Carbonell que es el paleontólogo de Atapuerca y yo quería que la foto que le íbamos a hacer fuese acompañado por una calavera. Viajé con una bolsa de mano con una calavera auténtica. ¡Un cráneo! El padre de un amigo mío me lo había proporcionado y la verdad es que el momento más delicado fue cuando pase por el arco detector del aeropuerto la bolsa con el cráneo. Sin haber reparado que si me hacían abrir esa bolsa iba a ser complicado explicar porque llevaba yo un cráneo humano. Afortunadamente puedo deciros, certificaros, que los arcos detectores de los aeropuertos no detectan cráneos humanos. Nadie me hizo abrir la bolsa. No lo vieron, pase con mi cráneo y eso si, en el avión procure llevarlo entre los pies para que no cayera rodando en algún momento. La foto fue bien y luego volví en tren que era más fácil y no da problemas. Esta es una anécdota que me hace gracia explicar.
Otra fue que en casa de Isabel Preysler yo quise orinar en alguno de los 17 baños de los que se hablaba tanto en aquella época que tenia esa casa. Pedí permiso y pude orinar en un baño por cierto muy elegante con unas paredes forradas de papel listado con frasquitos de tabaco negro y rubio sobre la encimera del lavabo para fumar a quien le apeteciera. Muy elegante. Con maderas nobles en las tapas del water y procuré no manchar nada, lo deje todo limpio para que el prestigio de La Vanguardia quedara impoluto.
¡Tantas anécdotas!
Vargas Llosa haciendo ayuno en una clínica balneario. Me atendió el último día del ayuno con un hambre tremenda y con ganas de comerse la sopa que estábamos oyendo que se bebían en el piso de abajo pero el aguantó porque yo le pedí que por favor me dejara 20 minutos más. Y resistió la tentación para contestar a mis preguntas.
Personajes que me han roto a llorar durante la entrevista porque les he preguntado algo que les ha recordado a su madre o a un familiar... Un momento triste y he tenido que consolarles durante la entrevista.
Personajes discapacitados que me han hecho ver hasta que punto eran emocional e intelectualmente superiores a mí, cuando yo acudía, a lo mejor, a la entrevista con un cierto aire paternalista de intentar hacerle sentir bien a él. Como si yo fuera superior por algún concepto y en seguida me daba cuenta de que quien tenía algo allí que aprender era yo y no la otra persona.
Cada entrevista para mí es una enseñanza.
-¿Cuál fue una de las que te marco más?
Entre estas que te he comentado quizá te diría esta última. Un paralítico cerebral Alexandre Jollien, suizo, jovencito, veintipocos años que yo pensaba bueno esta entrevista la haré despacito para que me entienda, le protegeré, le mimare y realmente él me daba mil vueltas en formación, en instrucción, en conocimiento de la vida, en fortaleza emocional por supuesto. Me dijo tres o cuatro cosas que a mí... Bueno no la he olvidado, me ha servido para toda la vida. Me dio a conocer cosas como una frase de Ramón Llull, que fíjate siendo yo catalanófono debería conocer yo y no él, que es suizo. La frase dice: “Puesto que existimos, alegrémonos”. Es tan simple, tan sencilla y tan potente. Este chico me enseño que de lo que se trata es de sacar partido a cada minuto de la vida en las circunstancias que estemos en ese momento sin lamentarse y sin compararse. Que no es poca enseñaza.
-¿Qué consejos das para realizar una entrevista que no sea, ya dicho de paso, tan poco profesional como esta?
Esta está muy bien hombre. Primero tener mucha curiosidad por el personaje que vas a entrevistar. La máxima curiosidad y procurar anotar todas las ideas que te sugiere, todas las curiosidades, y luego ordenarlas un poco en función de que quieras empezar de una manera suave y cada vez más intensa o al revés que quieras acometerlo de una manera muy intensa al principio. Organizar un poco la estrategia de la entrevista según tu intuición te indique y luego una vez estas en ella dejarte llevar también un poco por lo que suceda y si se te ocurre algo sobre la marcha pues seguir esa pista.
CONTINUARÁ
Esta entrevista tuvo lugar el 15 de Marzo de 2011.