lunes, 11 de noviembre de 2019

Crítica teatro: la dona del 600 de Pere Riera / Teatre Goya / Barcelona


Tomàs es un viudo de unos sesenta años que decide construir en secreto un 600 como el que tenía con su mujer Carme y que tan feliz les había hecho. El problema es que ha construido el coche en el comedor de su casa y vive en un quinto piso. La llegada de sus dos hijas que no saben nada de todo esto, desatará un torbellino de emociones reprimidas y fantasmas del pasado.

El 600 fue un coche legendario que reactivó la economía y amplió el horizonte social de muchas familias en la España de los sesenta, pues estas vivieron juntas momentos felices en las salidas o periodos estivales con el vehículo. Tal como ya indica la obra, el 600 era uno más de la familia y para la de Tomàs esto también fue así y más aún cuando su mujer lo bautizó cariñosamente como “el confit”.

La Dona del 600 nos muestra como depositamos amor y sentimientos a ciertos objetos y como la presencia o recuperación de estos nos trae buenos recuerdos. Los placenteros recuerdos de la nostalgia. Tomas decide construir el 600 contra viento y marea porque quiere recuperar de alguna manera ese recuerdo de su esposa fallecida, esas sensaciones que tenía con ella a través del coche y esto la obra lo plasma bien.


Las dos hijas de Tomàs piensan diferente. Pilar es estricta y cerebral. Es la que está más cerca en distancia de su padre, pero por una discusión ha dejado de ir a verle. Su otra hermana Montse es más natural y comprensiva. Sus dos formas de ser y opiniones distantes chocarán ante la situación de tener el 600 en el comedor de la casa. Y aquí está el núcleo de esta obra, que nos hace hasta plantearnos cómo actuaríamos nosotros y no ya solamente ante este hecho. ¡Conflictos y resentimientos familiares surgirán!

En verdad La dona del 600 trata de cómo nos enfrentamos a la imposibilidad de salvar a un ser querido, en cómo afrontamos su pérdida en el tiempo y en cómo nos enfrentamos a la muerte. Las dos hijas son opuestas, pero vemos a todos los personajes como reaccionan a la triste situación. Temas duros y difíciles que la obra va hilvanando a base de conversaciones y discusiones que se suceden con naturalidad y con la ayuda del humor que está muy presente para hacerlas más digeribles.

La obra es un drama pausado con la dureza de fondo de la pérdida de un ser querido, de las cicatrices ocultas, pero también trata muy bien la rotura de una relación de pareja. La perplejidad, el dolor, el no saber porqué, ni como recuperar ese amor por ambas partes. Como la pena interior puede romper una pareja. Temas duros que van entrando gracias a toques de humor esparcidos durante la función. También toca como postergamos las decisiones cruciales que afectan a la  vida de pareja.

La dona del 600 escenifica muy bien los recuerdos pasados y el presente y ese oasis que es entrar dentro del 600. Tal vez la duración de la misma sea algo excesiva, y algunas escenas se podría haber recortado un poco. La obra gana en ritmo, intensidad y emotividad en su último tramo donde se van fundiendo constantemente el pasado y el presente, y ahí logra emocionar al espectador.


Jordi Banacolocha interpreta a Tomàs y esta muy bien en su papel de viudo jubilado que hace lo que le dicta el corazón.  Rosa Vila tiene un papel difícil pues es la hermana más visceral y autoritaria, y a medida que avanza la función su papel va llegando más al espectador. Que decir de Àngels Gonyalons domina su papel desde el primer minuto. Mercè Sampietro borda el papel de Carme y por último está el marido de Pilar, interpretado por Pep Planas, que añade toques de humor y nos transmite su perplejidad y tristeza ante la ruptura.

La Dona del 600 es un drama con toques de humor que transcurre a un ritmo pausado. Teatro del más clásico, pero con un montaje dinámico y hasta vistoso. La obra nos expone a enfrentamos a la muerte, a la pérdida de un ser querido y a su recuerdo.  Como muy bien dice su autor y director Pere Riera: El recuerdo de la muerte de la madre no es fácil de borrar. De hecho, qué demonios, no se borrará nunca. Porque, como es bien sabido, la muerte nos hace marchar, pero no desaparecer... 

Horarios: Martes a viernes: 20:30 / Sábado: 18:00 y 20:30 / Domingo: 18:30
Hasta el 15 de Diciembre de 2019
Entradas:
a partir de 20:00 €
Duración: 90 minutos
Idioma: Catalán
Dirección: Pere Riera
Reparto: Mercè Sampietro, Àngels Gonyalons, Jordi Banacolocha, Rosa Vila, Pep Planas
Autor: Pere Riera
Ayudante de dirección: Ota Vallès
Escenografía: Sebastià Brosa, Paula González
Iluminación: Silvia Kuchinow
Sonido: Jordi Bonet
Vestuario: Raquel Bonillo
Producción: Bitò Minoria Absoluta
Producción ejecutiva: Josep Domènech, Clàudia Flores

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