La presentación no estuvo exenta de polémica ya que Ediciones B posee los derechos marcarios de TBO, y así lo hizo saber en un comunicado. Además está previsto que en marzo la editorial publique, también, un libro sobre TBO a cargo del investigador y divulgador Antoni Guiral.
Aquí podéis leer las cápsulas más interesantes en, claro esta, la 9º mesa:
Eugènia Serra. (Directora Biblioteca de Catalunya): La Biblioteca de Catalunya colabora con este tipo de estudios que se hacen con una calidad de contenidos muy buena. El TBO es una cabecera de referencia para varias generaciones. En 2017 la Biblioteca se sumará a los actos del centenario con una pequeña muestra con originales del TBO y un seminario sobre el mismo. Lo importante es que los autores sean reconocidos, la obra estudiada y el patrimonio se conserve.
Roser Pintó. (Directora de la Unitat Gràfica Biblioteca de Catalunya): Lo que tenemos en la biblioteca es una muestra representativa del TBO, pero muy poca. Es un milagro que, incluso esto, nos halla llegado porque durante todo el siglo XX el concepto de derechos de autor no existía y las editoriales solían hacer limpieza de originales o nunca los devolvían a sus autores. Los TBO que se tienen de 1917 a 1950 se pueden considerar un milagro. Del archivo administrativo disponemos de cuatro cajas con documentos internos y contables, que nos permiten ver cómo funcionaba la editorial en aquella época. De dibujos originales tenemos un centenar de autores diversos, Benejam, Castany, Opisso, Bernet Toledano, pero nos faltan series destacables y algún autor como Coll, uno de los más personales del tebeo. La familia Matilde Viña nos ha cedido el archivo administrativo de documentos que he citado. Ante esta falta de material estamos llevando a cabo una política de recuperación. La revista en sí la tenemos prácticamente completa a partir del año 1983, porque es cuando llega el deposito legal a las bibliotecas. De los años anteriores disponemos de ella de manera muy dispersa. No se conoce ninguna colección pública completa.
Jordi Manzanares: No es el TBO cualquiera, es el que dio nombre a los demás, incluso a los que no son infantiles. El TBO no fue el primero, había tebeos antes, pero muy rápidamente adquirió una popularidad extraordinaria. Ya en el año 1931 hay una canción que se titula: yo quiero un tebeo, que demuestra que todo el mundo usaba este nombre para referirse a este tipo de publicaciones. La palabra está aceptada por la Real Academia. El TBO tuvo un gran éxito y una vida muy larga: empezó en 1917, deja de salir hacia 1938 a consecuencia de la Guerra Civil, sale otra vez después, desaparece de nuevo en 1983 por la crisis de la empresa y tuvo dos renacimientos, uno por parte de la editorial Bruguera y otro por Ediciones B, editándose hasta el año 1993. Sin contar las ediciones recopilatorias. Todo el mundo ha tenido en casa algún TBO, aunque llego un momento en que la revista se quedó un poco anticuada respeto a sus competidoras y esto aceleró su muerte. Pero no olvidemos que en el año 1957 la cabecera llegó al punto máximo con ¡trescientos cincuenta mil ejemplares entonces quincenales!
Jaume Capdevila “Kap”: Yo era un niño de tebeos de Bruguera, cuando terminaba todas las cabeceras entonces leía el TBO. Entonces lo veía ramplón comparado con los tebeos de Bruguera. Unos dibujos muy atestados y pequeños. Después, al irme interesando por el dibujo y la historia de sus dibujantes, descubres que el TBO es la base y la raíz de lo que ha sido la industria de los cómics de este país. Bruguera no hubiese sido posible sin que antes hubiese existido este TBO. No se si serían mejores o peores, pero no serían los que hemos conocido. El TBO además de ser una parte de la historia de los cómics de nuestro país, fue también una concepción, una idea, una manera de hacer la revista o modelo editorial que se mantuvo durante muchos años con sus vicios y virtudes. La composición de la página, el tipo de humor blanco... El Patufet también tuvo éxito pero en verdad era un revista literaria, las viñetas eran un relleno. O también podemos recordar la flor de verano que fue la revista Dominguín. El TBO cuando apareció fue algo revolucionario porque era una revista lúdica en las que primaban las historietas por encima de la literatura infantil con texto. Se le daba importancia al dibujo, a la historieta, al gag. Con pocos medios y ajustando los gastos, hicieron un producto que funcionaba y marcó el futuro de la historieta.
Páginas interiores del libro
José Luis Martín: Yo soy y era un entusiasta del TBO. También leía Pulgarcito y me gustaban los dos. Aunque era pequeño, yo tenía claro porqué me gustaba una y otra. Pulgarcito y Bruguera en general tenía una dirección editorial muy fuerte y en sus historietas había muchos elementos en común. Una página de seis líneas, con dieciocho o veinte viñetas, con un gag final, un tipo de movimiento, incluso un fondo similar común en aquellas historietas. El director González les decía a los dibujantes como quería que se hiciesen las cosas, pero en cambio en el TBO era maravilloso porque cada página era una pequeña sorpresa. Había personajes también, pero eran muy extraños Eustaquio Morcillón y Babalí, dos tipos que hacían unas trampas increíbles para cazar animales; Josechu el vasco que era un bestia, el Reyecito… Sí, era algo más infantil que Pulgarcito y seguramente ahora algunos de estos personajes no se podrían publicar, porque los ecologistas se cargarían a Estaquio, ni tampoco serían políticamente correctos o los negros dibujados por Coll. No hay ningún dibujante en el mundo que se parezca a Urda. El TBO era una revista en la que no sabías que venía en la siguiente pagina y eso era muy interesante para mí. Me seducía la mezcla de historias y estilos cuando tenia entre seis y diez años.
El primer dibujo que hice con conciencia de hacer un dibujo fue a los seis años al copiar una portada del TBO que era precisamente de un negro con el explorador en la cazuela. Me resultaba fascinante y puede que sea dibujante por haber hecho ese dibujo, pues mi padre lo llevó a su empresa y allí trabaja el hermano del dibujante Ayné, que le dijo que le gustaba mucho y eso me estimuló a mi para seguir.
Jordi Manzanares: Es curioso lo de las historias que ahora no se podrían publicar, y es que en aquella época del TBO, que era la etapa mas blanca e ingenua en cuanto al humor del mismo, habían salido publicadas cosas absolutamente increíbles. Había una sección que se titulada De todo un poco, allí apareció una vez una viñeta muy pequeña que se titulaba “judías hervidas” y estaban dibujadas unas señoras dentro de una olla. De hecho las historias de la Familia Ulises empiezan comiéndose al perro.
José Luis Martín: Pero dentro de esta linea muy blanca lo dibujantes eran excepcionales y tenían ideas muy buenas. El humor absurdo y curioso del Coll es posible que no hubiera tenido cabida en ningún otro lugar.
Kap: Fue un plataforma donde encontramos a Urda, Benejam, Coll, Arturo Moreno, Sabatés, Blanco, entre muchos otros y cada uno con su particularidad y su propio talento. El TBO daba una cierta libertad en algunas cosas y no en otras. Hemos tenido unos dibujantes excepcionales y, seguramente, una industria editorial que no se los merecía. Aun hoy en día nuestra industria editorial arrastra vicios de las malas épocas pasadas y es una lástima. Hoy no hay un mercado editorial de revistas infantiles consolidada a causa de las malas prácticas de la época, pues no solo no se han respetado los derechos de los autores, sino que también se ha maltratado el de los lectores, como por ejemplo al publicar y re-publicar material repetido indiscriminadamente, recortando, pegando… Toda la masa lectora del TBO, o los de la editorial Bruguera acabó por dejar de leer. Hoy en día hay otros motivos, pero si se hubiese cuidado más al lector, seria algo muy diferente.
Jordi Manzanares: Coll era un artista, todas sus historias eran diferentes. Igual las hacia de dos viñetas que en una página, en vertical con viñetas redondas. él ajustaba la historieta a la idea. No partía del esquema previo que se hubiese encontrado en Bruguera. Porque aunque el modelo de Bruguera eran más moderno, en realidad era mucho mas rígido. La página con tantas viñetas impuestas… Era todo muy cuadriculado. Existían unas directrices del tipo de humor y en cambio en el TBO había más libertad.
Kap: Son 100 años de esta revista, pero son 100 años de esta profesión, de este país. TBO el tebeo que va donar nom als altres es un libro muy bien hecho, trabajado y documentado que explica esta historia. Es una historia necesaria y reivindicable, después de más de 50 años que se podían haber hecho libros sobre el el tema.
Jose Luis Martín: Hay un problema en este país, que es que cuando una cosa es muy popular automáticamente no se aprecia como algo artístico o cultural, y los tebeos eran enormemente populares, con grandes tiradas y que leían todos los niños. Además muchos de estos dibujantes eran represaliados y si no hubiesen tenido esta opción infantil-juvenil, no hubiesen podido seguir dibujando. Muchos procedían del humor satírico anterior, pero este desapareció hasta la transición.
Jordi: Respecto a esta falta de consideración de la cultura oficial sobre este tipo de productos, un ejemplo es la limitación del fondo que tenemos aquí, o que no se encuentren colecciones completas del TBO, ni de otras revistas infantiles. Es una catástrofe cultural. Las viñetas de la Familia Ulises son totalmente subversivas. Se retrataba España como era a través del humor blanco.
Kap: Los mismo editores no daban importancia a esto. Recortaban los originales o los tiraban. O no conservaban un número de cada revista en el archivo. Como no se hacía entonces, lo hemos de hacer ahora con precariedad y urgencia. Todas estas colecciones dispersas y los originales tendrán que acabar en las instituciones.
EL TBO Y LA CENSURA:
Jordi Manzanares: El único traspiés grave con la censura que tuvo el TBO fue el siguiente: Un dibujante que se llamaban Manuel Diaz, en una sección de noticias imaginativas e inventadas, en un cuadrado muy pequeño hacía un chiste donde decía que, una eminencia que se llamaba Blas Pérez, había inventado un reconstituyente magnifico a base de embutido. Esto provocó que la revista fuese secuestrada y con una multa de diez mil pesetas. Porque Blas Pérez era el ministro de gobernación. El dibujante se excusó diciendo que había puesto ese nombre sin pensar.
-¿De dónde surgió el nombre de TBO?
Jordi Manzanares: El periodista y hombre de teatro Joaquín Arqués Escriña aconsejó al impresor Artur Suárez que para amortizar la imprenta hiciese una revista infantil: TBO. Joaquín había estrenado algunas piezas teatrales ligeras de revistas, y había colaborado en revistas sicalípticas. En esa época era habitual que hubiese revistas que con diversas letras hacían un nombre. Era como los niños que jugaban a esconderse que te veo. Este señor como hacía piezas teatrales es de suponer que conocía una pieza de teatro musical que se estrenó en Madrid en el año 1909 y que se llamaba TBO e iba precisamente de una redacción que estaba preparando el primer numero de un diario que se tenia que llamar TBO. Esto lo descubrió la secretaria del TBO Rosa Segura, autora del libro Ediciones TBO dígame, memorias de una secretaria. .
Kap: Los primeros números de la cabecera eran como todos la de la época, pero cuando entra Buigas en la editorial, lleva a cabo un replanteamiento, dando más cancha a la parte lúdica y gráfica, y se desprende de la moralina que impregnaba todas las publicaciones para niños. Sin hacer grandes barbaridades, era lúdico, un producto en su momento revolucionario. No había una cosa así en el mercado, divertido de verdad y al alcance de todos.
-¿De dónde surgió el nombre de TBO?
Jordi Manzanares: El periodista y hombre de teatro Joaquín Arqués Escriña aconsejó al impresor Artur Suárez que para amortizar la imprenta hiciese una revista infantil: TBO. Joaquín había estrenado algunas piezas teatrales ligeras de revistas, y había colaborado en revistas sicalípticas. En esa época era habitual que hubiese revistas que con diversas letras hacían un nombre. Era como los niños que jugaban a esconderse que te veo. Este señor como hacía piezas teatrales es de suponer que conocía una pieza de teatro musical que se estrenó en Madrid en el año 1909 y que se llamaba TBO e iba precisamente de una redacción que estaba preparando el primer numero de un diario que se tenia que llamar TBO. Esto lo descubrió la secretaria del TBO Rosa Segura, autora del libro Ediciones TBO dígame, memorias de una secretaria. .
Kap: Los primeros números de la cabecera eran como todos la de la época, pero cuando entra Buigas en la editorial, lleva a cabo un replanteamiento, dando más cancha a la parte lúdica y gráfica, y se desprende de la moralina que impregnaba todas las publicaciones para niños. Sin hacer grandes barbaridades, era lúdico, un producto en su momento revolucionario. No había una cosa así en el mercado, divertido de verdad y al alcance de todos.
100 ANYS EL TEBEO QUE VA DONAR NOM ALS ALTRES
100 AÑOS EL TEBEO QUE DIO NOMBRE A LOS DEMÁS
Jordi Manzanares
Precio: 20 euros
Medidas: 210 x 270 cm / b/n
Idioma: Castellano
Diminuta Editorial
172 páginas
1 comentario:
Y en marzo del presente año, la versión de ediciones B con nombre y temática ("TBO: 100 años de TBO. La revista que dió nombre a los tebeos") versión del señor Antoni Guiral.
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