En la última película de Rocky Balboa este decía algo así como que un boxeador boxea y que si una persona se encontraba con ánimo y fuerzas para realizar lo que sentía y gustaba, no importaba la edad ni las barreras que le impusieran los demás. Concha Velasco tiene ochenta años y toda una vida dedicada al espectáculo y al igual que el púgil interpretado por Sylvester Stallone, un coraje y una fuerza envidiables para su edad.
La gran actriz y diva del cine, teatro y televisión Lucrecia Conti acaba de morir y el Ministerio de Cultura le ha organizado un funeral. En el velatorio sus dos nietas Ainhoa y Mayte lloran de aquella manera su muerte. Su manager, Alberto Luján, intenta hacer negocio con la defunción, y un primo lejano llamado Miguel, cuyo parentesco real es desconocido, también hará acto de presencia. La lectura del testamento invocará al fantasma de Lucrecia. Un fantasma con ganas de marcha y espectáculo teatral.
Es admirable que Concha Velasco quiera continuar y envejecer con dignidad encima de los escenarios, cuando ya no tiene nada que demostrar en cuanto a reconocimiento y maestría se refiere. En El Funeral se siente que el que tuvo, retuvo, y veremos sus tablas y su poderío en el escenario en la mejor tradición del espectáculo ha de continuar. Y hay peligro en estas obras en formato añejo, con sabor a despedida, porque a menudo se bordea la frontera entre el esplendor de tiempos pasados y la decadencia y espectáculo naif en la actualidad. El Funeral transita entre esos dos mundos. Se han vertido muchas criticas negativas sobre la obra, pero no hay que olvidar que es un espectáculo para los devotos de la actriz y para un tipo de público más bien mayor de un teatro de comedia y humor blanco de otras épocas.
El Funeral no tiene argumento,ni una trama sólida y en conjunto es un espectáculo flojo. A partir de la aparición del fantasma interpretado por Concha Velasco, es un ir y venir del mismo, creando situaciones dispares, algunas divertidas y otras no tanto, y creando vínculos con el espectador. Escenas inconexas, con mayor o menor fortuna y con la curiosa inclusión de algunas citas de la cultura popular en boca de Concha Velasco, no en vano la obra está escrita por su hijo Manuel M. Velasco a petición de esta, a la que le apetecía hacer algo divertido. Cosa que no está conseguida la mayor parte del tiempo. Las situaciones son poco creíbles, y aunque le falta humor al conjunto, Velasco sale airosa la mayoría de veces, sobre todo cuando se compara con su propia vida y leyenda o cuando interpela al espectador y hay alguna buena originalidad al respecto. Se aprecia su esfuerzo y naturalidad incluyendo frases y palabras en catalán.
El Funeral no tiene argumento,ni una trama sólida y en conjunto es un espectáculo flojo. A partir de la aparición del fantasma interpretado por Concha Velasco, es un ir y venir del mismo, creando situaciones dispares, algunas divertidas y otras no tanto, y creando vínculos con el espectador. Escenas inconexas, con mayor o menor fortuna y con la curiosa inclusión de algunas citas de la cultura popular en boca de Concha Velasco, no en vano la obra está escrita por su hijo Manuel M. Velasco a petición de esta, a la que le apetecía hacer algo divertido. Cosa que no está conseguida la mayor parte del tiempo. Las situaciones son poco creíbles, y aunque le falta humor al conjunto, Velasco sale airosa la mayoría de veces, sobre todo cuando se compara con su propia vida y leyenda o cuando interpela al espectador y hay alguna buena originalidad al respecto. Se aprecia su esfuerzo y naturalidad incluyendo frases y palabras en catalán.
Concha está muy bien arropada, querida y apoyada por los cuatro actores que la acompañan y esto se nota. Las dos actrices, Irene Soler e Irene Gamell, son catalanas y al hablar en catalán y castellano le dan un toque de modernidad a la obra y conectan con el público. Pepe Ocio interpreta al manager, y se notan sus años a las espaldas como actor. Irene Soler con experiencia en la dirección y la interpretación en cine y televisión, defiende aquí el papel de nieta con más cordura. La debutante Irene Gamell, su otra nieta más alocada y enamoradiza, está muy graciosa y pizpireta en su papel. Emmanuel Medina interpreta al primo lejano más tontaco. La aparición de Buenafuente está muy bien sincronizada aunque no se sepa acabar de desarrollar bien y finalizar correctamente (lo del hacha no tiene ningún sentido, ni gracia).
El escenario es sobrio. Estamos en un funeral con el ataúd, unas coronas fúnebres y algunas sillas. A destacar a favor lo singular del previo a la obra. Después, en algún momento, aparece un bonito set representativo de su carrera.
A pesar de no cosechar muy buenas criticas, la comedia lleva ya un recorrido de dos años y como decimos es un homenaje a la propia actriz pero más apto para los fieles seguidores de la misma y del teatro más añejo. A pesar de que le falta más humor, ligar una historia, y de no ser de lo mejor de Concha Velasco, pasareis un rato agradable y gozareis al final de una despedida emotiva.
EL FUNERAL con Concha Velasco / Teatro Borras
Del 12 de febrero de 2020 al 8 de marzo de 2020
Horarios: Miércoles a Viernes 20:30 / Sábado: 18:00 / 20:30 Domingo: 17:30
Precio: A partir de 20€
Dirección: Manuel M. Velasco
Reparto: Concha Velasco, Jordi Rebellón, Ana Mayo, Irene Gamell, Emmanuel Medina
Ayudante de dirección: Irene Soler
Escenografía: Asier Sancho
Iluminación: Jose Manuel Guerra
Vestuario: Ion Fiz
Música: Juan Cánovas
Diseño gráfico: David Sueiro
Fotografía: Sergio Parra
Producción: Pentación Espectáculos, Jesús Cimarro