Jaume Rovira entró en Bruguera a inicios de los setenta y empezó entintando páginas de Vázquez, e imitando el estilo Ibáñez por imposición editorial, aunque pronto se hizo el propio fijándose en dibujantes consagrados como el recientemente desaparecido Albert Uderzo. Sus series estrella Segis y Olivio (1971) y Los cinco amiguetes (1978) son las que se mantuvieron hasta el cierre editorial y fueron evolucionando en cuanto al dibujo. De las historietas iniciales de Segis y Olivio a las finales se ve una gran evolución. Rovira innovó y experimentó más con Segis y Olivio traperos de alivio, que con Los Cinco amiguetes. Pero ambas eran dos series muy entrañables y queridas por los lectores, aunque eclipsadas por personajes más populares Bruguerianos.
Segis y Olivio eran dos traperos. Segis el jefe, estricto y serio y Olivio el joven subordinado siempre pensando en sus cosas y con pocas ganas de trabajar. La serie fue cambiando, los personajes al principio vestían como traperos, pero llegaron a comprarse un coche, escalar en la sociedad de bienestar y a vestir como la gente de a pie. Sus historietas eran realistas con gags pero también había de fantásticas, y hasta surrealistas. La relación entre jefe y subordinado se fue suavizando con el tiempo, ya no se llamaban de usted, y eran más bien amigos. Como curiosidad, al autor le gustaba experimentar usando fotos reales algunas viñetas, aunque se lo prohibieron porque no se reproducian muy bien, aunque quedaban graciosas.
Segis y Olivio eran dos traperos. Segis el jefe, estricto y serio y Olivio el joven subordinado siempre pensando en sus cosas y con pocas ganas de trabajar. La serie fue cambiando, los personajes al principio vestían como traperos, pero llegaron a comprarse un coche, escalar en la sociedad de bienestar y a vestir como la gente de a pie. Sus historietas eran realistas con gags pero también había de fantásticas, y hasta surrealistas. La relación entre jefe y subordinado se fue suavizando con el tiempo, ya no se llamaban de usted, y eran más bien amigos. Como curiosidad, al autor le gustaba experimentar usando fotos reales algunas viñetas, aunque se lo prohibieron porque no se reproducian muy bien, aunque quedaban graciosas.
Como bien dice el divulgador Antoni Guiral, Segis y Olivio terminó siendo una serie de humor muy desmadrado, de sello bastante personal, con un dinamismo narrativo y una soltura gráfica tal que se convirtió en una apuesta de personalidad muy bien definida, en consonancia con las aportaciones de otros autores más jóvenes, que, como Rovira, en el último tramo de Bruguera aportaron un aire fresco y algo rompedor a las cabeceras de Bruguera. Clásicos del humor RBA Ediciones.
Los personajes aparecieron por primera vez en el n.º 12 de la revista Mortadelo 1971. Aqui un curioso póster ya en la última etapa en Ediciones B
Que gran serie y que pena que no se la tratara mejor en Ediciones B.
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