De un tiempo a esta parte se están dando a conocer, gracias a Internet, dibujantes que han dedicado toda su carrera al cómic pero de una forma anónima y casi siempre para otros países. Antoni Bancells inició su carrera con veinte años y sigue al pie del cañón. Estuvo un tiempo en la gigante Bruguera, donde sufrió en sus carnes su sistema de trabajo y las incongruencias de la férrea dirección. Después trabajó en el mundo de los cómics Disney y también dibujando cómics de los Playmobil con los que todos hemos jugado alguna vez.
ENTREVISTA A
ANTONI BANCELLS
Sí, es vocacional. Era lo que quería. Dejé los estudios pronto porque lo tenía muy claro. Mi padre era barbero, y me decía “bueno tu aprende el oficio de barbero y cuando no haya clientes dibujas”. Lo combinaba, pero nunca aprendí a afeitar a nadie. Dibujaba por mí cuenta y con algún dibujante que conocía de Selecciones Ilustradas y me daban consejos. Básicamente practicaba mucho, copiando y creando. Mi abuela era muy echada para adelante y cuando se enteraba en la tienda de que alguien conocía algún dibujante, se las ingeniaba para hablar con él y ponerme en contacto. Yo vivía en Alella por lo que estaba apartado de Barcelona. Además para dibujar tenías que estudiar dibujo clásico, pintura, y yo lo que quería hacer era dibujar cómic.
-Entraste en Bruguera en 1969 muy joven y creando a lo largo de los años tres series propias : Mustafín (1969), Pipo y Colas (1970) y Sindulfo el terrible (1971). Las únicas historietas en mucho tiempo en las que pudiste estampar tu firma…
Efectivamente, lo demás no me lo dejaban firmar, ni tampoco quería. No iba a firmar Doña Urraca, Mortadelo, Reporter Tribulete o Heidi.
-Después de volver del servicio militar, el Sr. González hábilmente le dice que no puede continuar con sus trabajos porque no eran buenos, para unos días después proponerle entrar en nómina como entintador de Sanchís, que tenía una sobrecarga de Anacletos sin Vázquez.
Sí, me dejaron sin trabajo. Una trampa, me dejaron en pelotas para que cuando estuviera muerto de frio, ponerme el abrigo. Estaba desesperado, me dejaron unos diez días sin noticias y luego me volvieron a llamar. Tenia veinte años.
Era muy fuerte. Solo descansaba los domingos. Era duro.
-Y llegó la revolución, ya había un departamento de muy jóvenes pasadores de tinta de diferentes series, pero se decide crear un departamento que hiciese historietas con los personajes de Ibáñez pero sin él, por la demanda y el éxito de estas. Esto se había intentado anteriormente pero no había dibujantes que imitasen bien su estilo. Tú propones un sistema de lo más sencillo.¿Cómo llevabais a cabo toda la infraestructura?
Yo ya hacía antes el Reporter Tribulete, y había encontrado la técnica parar trabajar con calcadora. Trabajar con calcadora no es ningún truco, es una herramienta para cualquier profesional. Es como ir al mecánico y decir oye tienes que desenroscar esto con un martillo, no para eso utilizo el destornillador. Trabajar con la calcadora significaba que podías aprovechar algún movimiento, pero sobre todo las proporciones no se te iban. Cuando un dibujante intentaba dibujar a Mortadelo por su cuenta, había unas deformaciones tremendas que daban asco y los lectores ni se lo leían. En cambio con calcadora si conocías la técnica, podías hacer unos Mortadelos de un nivel alto. Te quedaban igual que los de Ibáñez y a veces era complicado diferenciarlos. Si añades que nosotros estábamos fijos cobrando un sueldo en nómina, pues no teníamos prisa ya que no nos pagaban a tanto por página. Podíamos trabajar relajada y tranquilamente, y las páginas daban el pego. Este sistema se lo enseñé yo a los demás.
Lo del Capitán Trueno pegando las cabezas era otra historia. El dibujo realista no lo puedes calcar porque es mas complicado, es otro mundo.
Anécdotas:
Fragmento libro: Raf El "gentleman" de Bruguera
de Jordi Canyissà
-Aun con todo salían en la mayoría de casos historietas de Mortadelo más anodinas, ¿por qué crees que era?
No por las prisas, pero tampoco podías hacer virguerias. Llegabas hasta donde llegabas e Ibáñez era el creador. Es como decir yo canto opera, ¡pero no cantas como Pavarotti! Llenabas papel y cubrías las revistas que es lo que hacía falta, una gran producción. Era la única forma, o así o nada. Y esas historias no estaban tan mal, la calidad colaba.
-Viviste en primera persona una gran destrucción de originales, incluidos los tuyos, y sin dejar sacarlos de la editorial…
A lo bestia. Un día aparecieron dos tipos por ahí que los llamábamos los peliculeros, porque hacían películas. Eran fotógrafos, se llevaban un montón de originales, hacían fotos y lo convertían en una especie de celuloide, fotolitos reducidos a un tamaño de carta de baraja. Cuando ya tenían esto ya no querían el original. Cuando había muchos venían las secretarias y venga, las niñas a romperlos.
Los originales estaban en una habitación con una puerta blindada de esas como la de los bancos de las películas, para abrirla necesitabas que alguien te echara una mano. Entrabas dentro y estaba lleno de estanterias con todos los originales de la Editorial Bruguera. Pero claro pesaban y debajo estaba el portero, un guardia civil retirado. Un tío algo seco y feroz pero que decía que estaba asustado porque en la conserjería oía cracs. El hombre insistió mucho, también había alguna rajita en el techo y se decidió destruirlos todos y dejaron la caja fuerte limpia como una patena. Se guardaron algunas cosas de Ibáñez pero la mayoría desapareció. Esto fue mucho antes de que cerrase Bruguera, creo que fue hacia 1976. Los dibujantes estábamos ahí y lo veíamos, nos tiraban los dibujos a nuestros pies, y no podíamos coger nada porque el portero tenia ordenes de registrar, y si te veían saliendo con una carpeta te la hacían abrir. Había quien se los metía dentro de la camisa, pero era muy difícil sacar los originales. Yo salve alguna mía pero rota en cuatro partes, así te cabía en el bolsillo, y que recompuse luego con celo.
-También trabajaste en las series Heidi, Marco y El Perro de Flandes basados en los éxitos de televisión, cuando Jan tuvo una sobrecarga de trabajo. El sistema para hacer estos cómics era algo laborioso.
El perro de Flandes venía sin guión. El guión que nos daban era solo para los dobladores de televisión española y como no sabías de qué iba la trama con eso no podías realizar el cómic. Servía solo para refrescarte la memoria una vez habías visto el capítulo. Tenías que ver el capítulo de la serie, una hora antes ya prepararlo todo con una buena cámara enfocando y fotografiarlo delante de la televisión, podías hacer unas 35 fotos, e ir corriendo al fotógrafo para que te lo rebelara lo antes posible. Él me lo entregaba en un día pero yo ya estaba dibujando primeros planos o viñetas de paisajes. Era un cómic semanal. De todas formas lo pagaban bien y dejé todo lo demás.
-¿Te costaba cambiar de registro en el dibujo?
Tenía la calcadora y esto ayuda a hacer cualquier cosa. Pero no te creas que es fácil manejarla. No es calcar y ya está.
-Es sabido que para muchos el director de Bruguera, el Sr González, no trataba bien a sus dibujantes. Tu viviste muchas situaciones rocambolescas con él…
Yo llevaba el pelo muy largo y esto no le gustaba. También era muy gamberrote y hacíamos mucho cachondeo allí. No le caía bien. Decía que yo era un mal guionista y me tenía bastante amargado. Allí estaba Montse que era muy buena guionista, pero como todo los dibujantes querían sus guiones no le daba tiempo y me pidió que yo hiciera de algunos personajes, este de dos páginas, este de una. Ella me pagaba, yo le hacía los guiones pero los firmaba ella. El director me llegó a decir “fíjate los guiones que hace Montse, y prende, habla con ella y que te explique la técnica de hacer guiones, porque son fantásticos y en cambio tu no tienes ni idea”. ¡Y eran los míos !
-¿En Bruguera conociste a los dibujantes míticos?
Si los conocí porque allí a aparte de Mortadelos en el estudio eran unos 15 chavales jóvenes que eran pasadores de tinta. Los dibujantes Segura, Raf, Escobar entregaban el dibujo a lápiz porque no podían con todo. Cada chaval se especializaba en entintar algún dibujante en concreto. Los dibujantes daban instrucciones a cada uno. Yo no trabajaba para ninguno porque ya hacía el Mortadelo apócrifo a lápiz.
-En 1978 a través de la agencia Bardon Art tu camino te lleva a la editorial Gutemberghus / Egmont. ¿Una decisión que te dio vértigo?
Los precios de Bruguera eran de risa comparados con ellos. Los daneses me ayudaron mucho con los cómics del Pato Donald y demás. Al principio lo compaginé con Bruguera pero después solo trabajé para Egmont y deje a Reporter Tribulete y demás personajes. Los principios fueron complicados pero me ayudaron mucho los daneses pero aquello era otro mundo y me pase al pato Donald.
-El profano en los cómics Disney ha de saber que usan los mismos recursos e inventiva en el desarrollo visual de una historieta que los cómics realistas y depende de la pericia y buen sentido de la narración de cada dibujante. ¿Fue un trabajo duro estos inicios ?
Es otro mundo no tiene nada que ver, yo nunca he hecho realista y no tengo ni idea. Las proporciones son diferentes. La técnica es diferente. No es lo mismo dibujar una historia romántica que una del oeste. El concepto es diferente, si estas acostumbrado al romántico si haces una cara de un tipo duro del oeste te cuesta. Es como la música hay quien hace rock, opera, jazz...
-Después has pasado más de 30 años dibujando Mickey, Donald y familia. ¿Como ha sido esta experiencia? Ahora hay mas libertad en estos comics… Aparte de que van acreditados.
Hace casi 10 años que deje Disney. A mi me dejaban muy tranquilo. Siempre había alguna cosa pero los guiones estaban muy bien escritos y los daneses lo llevaban muy bien.
-¿Como te preparas la realización de una página cuando te entregan el guion?
Daban guiones los mas cortos eran de 30 paginas que ya estaban corregidos y supervisados. Era perfecto tenias que limitarte hacer lo que te pedían y todo lo que te pedían se podía hacer. No te iban a pedir un elefante bajando por un tobogán.
-¿En los tiempos de mas trabajo que media llevabas?
Depende si los pasabas tu mismo a tinta o de la dificultad de la página. Yo hago ahora un 20 paginas al mes, cuando hacia Disney mas o menos también.
-Con un estilo más de dibujo animado has realizado recientemente las aventuras de una niña llamada Bibi Blocksberg para Alemania. Hablanos un poco.
-Viviste en primera persona una gran destrucción de originales, incluidos los tuyos, y sin dejar sacarlos de la editorial…
A lo bestia. Un día aparecieron dos tipos por ahí que los llamábamos los peliculeros, porque hacían películas. Eran fotógrafos, se llevaban un montón de originales, hacían fotos y lo convertían en una especie de celuloide, fotolitos reducidos a un tamaño de carta de baraja. Cuando ya tenían esto ya no querían el original. Cuando había muchos venían las secretarias y venga, las niñas a romperlos.
Los originales estaban en una habitación con una puerta blindada de esas como la de los bancos de las películas, para abrirla necesitabas que alguien te echara una mano. Entrabas dentro y estaba lleno de estanterias con todos los originales de la Editorial Bruguera. Pero claro pesaban y debajo estaba el portero, un guardia civil retirado. Un tío algo seco y feroz pero que decía que estaba asustado porque en la conserjería oía cracs. El hombre insistió mucho, también había alguna rajita en el techo y se decidió destruirlos todos y dejaron la caja fuerte limpia como una patena. Se guardaron algunas cosas de Ibáñez pero la mayoría desapareció. Esto fue mucho antes de que cerrase Bruguera, creo que fue hacia 1976. Los dibujantes estábamos ahí y lo veíamos, nos tiraban los dibujos a nuestros pies, y no podíamos coger nada porque el portero tenia ordenes de registrar, y si te veían saliendo con una carpeta te la hacían abrir. Había quien se los metía dentro de la camisa, pero era muy difícil sacar los originales. Yo salve alguna mía pero rota en cuatro partes, así te cabía en el bolsillo, y que recompuse luego con celo.
-También trabajaste en las series Heidi, Marco y El Perro de Flandes basados en los éxitos de televisión, cuando Jan tuvo una sobrecarga de trabajo. El sistema para hacer estos cómics era algo laborioso.
El perro de Flandes venía sin guión. El guión que nos daban era solo para los dobladores de televisión española y como no sabías de qué iba la trama con eso no podías realizar el cómic. Servía solo para refrescarte la memoria una vez habías visto el capítulo. Tenías que ver el capítulo de la serie, una hora antes ya prepararlo todo con una buena cámara enfocando y fotografiarlo delante de la televisión, podías hacer unas 35 fotos, e ir corriendo al fotógrafo para que te lo rebelara lo antes posible. Él me lo entregaba en un día pero yo ya estaba dibujando primeros planos o viñetas de paisajes. Era un cómic semanal. De todas formas lo pagaban bien y dejé todo lo demás.
-¿Te costaba cambiar de registro en el dibujo?
Tenía la calcadora y esto ayuda a hacer cualquier cosa. Pero no te creas que es fácil manejarla. No es calcar y ya está.
-Es sabido que para muchos el director de Bruguera, el Sr González, no trataba bien a sus dibujantes. Tu viviste muchas situaciones rocambolescas con él…
Yo llevaba el pelo muy largo y esto no le gustaba. También era muy gamberrote y hacíamos mucho cachondeo allí. No le caía bien. Decía que yo era un mal guionista y me tenía bastante amargado. Allí estaba Montse que era muy buena guionista, pero como todo los dibujantes querían sus guiones no le daba tiempo y me pidió que yo hiciera de algunos personajes, este de dos páginas, este de una. Ella me pagaba, yo le hacía los guiones pero los firmaba ella. El director me llegó a decir “fíjate los guiones que hace Montse, y prende, habla con ella y que te explique la técnica de hacer guiones, porque son fantásticos y en cambio tu no tienes ni idea”. ¡Y eran los míos !
-¿En Bruguera conociste a los dibujantes míticos?
Si los conocí porque allí a aparte de Mortadelos en el estudio eran unos 15 chavales jóvenes que eran pasadores de tinta. Los dibujantes Segura, Raf, Escobar entregaban el dibujo a lápiz porque no podían con todo. Cada chaval se especializaba en entintar algún dibujante en concreto. Los dibujantes daban instrucciones a cada uno. Yo no trabajaba para ninguno porque ya hacía el Mortadelo apócrifo a lápiz.
-En 1978 a través de la agencia Bardon Art tu camino te lleva a la editorial Gutemberghus / Egmont. ¿Una decisión que te dio vértigo?
Los precios de Bruguera eran de risa comparados con ellos. Los daneses me ayudaron mucho con los cómics del Pato Donald y demás. Al principio lo compaginé con Bruguera pero después solo trabajé para Egmont y deje a Reporter Tribulete y demás personajes. Los principios fueron complicados pero me ayudaron mucho los daneses pero aquello era otro mundo y me pase al pato Donald.
-El profano en los cómics Disney ha de saber que usan los mismos recursos e inventiva en el desarrollo visual de una historieta que los cómics realistas y depende de la pericia y buen sentido de la narración de cada dibujante. ¿Fue un trabajo duro estos inicios ?
Es otro mundo no tiene nada que ver, yo nunca he hecho realista y no tengo ni idea. Las proporciones son diferentes. La técnica es diferente. No es lo mismo dibujar una historia romántica que una del oeste. El concepto es diferente, si estas acostumbrado al romántico si haces una cara de un tipo duro del oeste te cuesta. Es como la música hay quien hace rock, opera, jazz...
-Después has pasado más de 30 años dibujando Mickey, Donald y familia. ¿Como ha sido esta experiencia? Ahora hay mas libertad en estos comics… Aparte de que van acreditados.
Hace casi 10 años que deje Disney. A mi me dejaban muy tranquilo. Siempre había alguna cosa pero los guiones estaban muy bien escritos y los daneses lo llevaban muy bien.
-¿Como te preparas la realización de una página cuando te entregan el guion?
Daban guiones los mas cortos eran de 30 paginas que ya estaban corregidos y supervisados. Era perfecto tenias que limitarte hacer lo que te pedían y todo lo que te pedían se podía hacer. No te iban a pedir un elefante bajando por un tobogán.
-¿En los tiempos de mas trabajo que media llevabas?
Depende si los pasabas tu mismo a tinta o de la dificultad de la página. Yo hago ahora un 20 paginas al mes, cuando hacia Disney mas o menos también.
Es un cómic muy famoso en Alemania se han hecho películas tanto de imagen real como animadas. Para los niños están muy bien. Por lo menos hace 15 años que lo hago y siempre ha funcionado en diferentes generaciones de niñas.
-Y quien te iba a decir que acabarías dibujando los cómics de Playmobil con los cuales hemos jugado casi todos. ¿Es difícil dar vida y movimiento en cómic a estos clicks en principio mas estáticos?
Nosotros les doblamos los brazos y las piernas. No hacemos que vayan como un robot. Y nos permiten cambiar la expresión de las caras, la boca.. los ojos solo abrir o cerrar. Los movemos. Aunque al principio no dejaban que los doblásemos y pedían cosas que no se podían hacer porque cuando tenían los brazos rectos el personaje no podía ni arrascarse la nariz. Una vez me pidieron un playmobil que estaba mirando por unos prismáticos, pues ya me dirás como… Al final cedieron a que se pudiese doblar los brazos y las piernas. Los dibujos de los accesorios tienen que ser exactos al juguete real en si. Y esto es muy importante y tienes que dibujarlos tal como están. El que se encarga del color, también tiene trabajo porque tiene que colocar el color exacto.
-¿Por ultimo cuales son tus lecturas comiqueras o autores que admiras en la actualidad?
Leo muy poco. Tintin o Blueberry, tiro por los clásicos, pero leo mas libros. Llevo mas de cincuenta años dibujando y es un tema que me cansa un poco.
-También tienes una vena de locutor de radio por tu pasión por la música.
Estoy en radio Blanes y hago un programa musical bastante bueno todos los jueves. So del Temps. Un passeig per la música y el anys. Es un programa semanal, son monográficos sobre un tema concreto. Uno de los últimos fue sobre músicos muertos en accidentes aéreos, o otros sobre la música con relación con los trenes. Llevare unos seis años realizándolo. Ahora estoy preparando los guiones de la historia de los grupos de rock españoles por décadas. Tengo preparados sobre músicos asesinados, sobre canciones de cárceles. Es un hobby y tengo libertad absoluta y por eso me gusta. Se puede escuchar por Internet en radio Blanes: So del temps.
Nosotros les doblamos los brazos y las piernas. No hacemos que vayan como un robot. Y nos permiten cambiar la expresión de las caras, la boca.. los ojos solo abrir o cerrar. Los movemos. Aunque al principio no dejaban que los doblásemos y pedían cosas que no se podían hacer porque cuando tenían los brazos rectos el personaje no podía ni arrascarse la nariz. Una vez me pidieron un playmobil que estaba mirando por unos prismáticos, pues ya me dirás como… Al final cedieron a que se pudiese doblar los brazos y las piernas. Los dibujos de los accesorios tienen que ser exactos al juguete real en si. Y esto es muy importante y tienes que dibujarlos tal como están. El que se encarga del color, también tiene trabajo porque tiene que colocar el color exacto.
Leo muy poco. Tintin o Blueberry, tiro por los clásicos, pero leo mas libros. Llevo mas de cincuenta años dibujando y es un tema que me cansa un poco.
-También tienes una vena de locutor de radio por tu pasión por la música.
Estoy en radio Blanes y hago un programa musical bastante bueno todos los jueves. So del Temps. Un passeig per la música y el anys. Es un programa semanal, son monográficos sobre un tema concreto. Uno de los últimos fue sobre músicos muertos en accidentes aéreos, o otros sobre la música con relación con los trenes. Llevare unos seis años realizándolo. Ahora estoy preparando los guiones de la historia de los grupos de rock españoles por décadas. Tengo preparados sobre músicos asesinados, sobre canciones de cárceles. Es un hobby y tengo libertad absoluta y por eso me gusta. Se puede escuchar por Internet en radio Blanes: So del temps.
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