En 1982 no era muy habitual que los autores españoles viajaran a otros países y salones del cómic a promocionar y firmar su obra publicada. Ibáñez siempre ha sido un autor excepcional. Mortadelo y Filemón también triunfaron en Alemania. Y así lo contaban en las propias revistas Bruguera ese año con visita incluida.
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