martes, 13 de mayo de 2014

Entrevista a Josep Maria Blanco Ibarz.


No debe existir casi nadie en España que pase de los treinta y no haya leído alguna vez un TBO. La mítica cabecera que nació en 1917 y perduró, con algún que otro parón, hasta el año 1998. Josep María Blanco Ibarz trabajó en este semanario desde 1950 hasta el cierre de la que sería su cuarta etapa de la revista en 1983. Por lo tanto, todos hemos disfrutado en algún momento con el humor sencillo, cotidiano y a veces absurdo de Blanco, un autor con una imaginación sorprendente para crear historias a página completa, a cuatro viñetas, o un simple chiste gráfico de una sola ilustración y hacernos sonreír cada semana durante décadas y siempre que queramos releerlas. Nada menos que 3.155 historietas, 31.762 viñetas y 537 historias de La Familia Ulises cuando Benejam ya no pudo continuar la serie y las cuales no firmó por respeto a su creador gráfico. Blanco es muy metódico y llevaba un buen control de todas sus historietas.

Ahora Amaníaco Ediciones publica un libro que recoge varías historias inéditas de Blanco que no fueron publicas en el TBO, tituladas Otto el cañón, un tomo en tapa dura que narra casi sin palabras las ocurrentes peripecias de un cañón tanto en tiempos de guerra como de paz. Unas delicatessen de historietas de una página para saborear poco a poco y que tienen el sello de Blanco: poesía y sonrisas. Una oportunidad única de tener además una lámina firmada y numerada por el autor incluida en esta edición de tan solo 500 ejemplares.



ENTREVISTA A
BLANCO
 


-¿Cómo empezó a dibujar? ¿Fue autodidacta?
Empecé a dibujar después del servicio militar. Probé cosas mientras trabajaba en un banco como contable para encontrar una segunda ocupación, una dedicación diferente, porque en aquella época lo que faltaba eran ganas de trabajar ya que trabajo había. Al probar con el cómic me quedé en él.

-¿Cuáles fueron sus lecturas comiqueras juveniles?
Sí, leía el TBO. Tenia un familiar que lo compraba el domingo para los pequeños pero antes lo leían los mayores. Se lo daba a su hijo, que era mi primo y lo leíamos los dos.

-Trabajó en una pastelería, una notaria y finalmente en un banco. Ese último fue un trabajo que no dejó hasta la jubilación y compaginó con su extensa labor de historietista. ¿Cómo lo lograba? ¿Cuál era su método de trabajo para las historietas?
Yo cumplía con el banco, pero al salir de allí intentaba olvidarme y centrarme en el dibujo. Los lunes me iba al bar Rhin en la Rambla de Cataluña al lado del Coliseum, a prepararme los guiones para trabajar toda la semana. Era un bar clásico donde se juntaban músicos, escritores, etc. No quiere decir que a veces hubiese un problema en el banco y me preocupase pero generalmente esto no pasaba. En el banco había tenido muchos horarios diferentes pero en los tiempos libres dibujaba e incluso por la noche y a la hora que fuese.


-En sus inicios pasó brevemente por editoriales como Bruguera y Toray y entró en el TBO en 1951 con ¡Vaya cochecito! por sugerencia de su amigo Coll, otro grande de la historieta. ¿Se sintió más a gusto en esta revista? 
Fui a Bruguera con unos cuantos chistes porque Nadal era amigo mío, él me abrió los ojos en este terreno y me introdujo en esta editorial. Después por mi cuenta fui a ediciones Toray y allí empecé a colocar algunas historietas, imitando otras series con personajes exagerados porque parecía que ese era el camino para salir adelante. En Toray encontré a Coll y me dijo que en el TBO buscaban gente joven ya que todos los dibujantes eran mayores. Fui y les gustaron los argumentos y los guiones porque encajaban en la revista. En cuanto al dibujo me indicaron que me lo plantease ajustándome a su estilo. Y es lo que hice.

Algunos personajes del autor

-¿Han cambiado mucho las cosas en el sentido de que ganarse la vida con el arte del tebeo o el cómic es más difícil?
Yo creo que siempre ha sido difícil. Un dibujante siempre estaba en manos del editor que le pagaba lo que fuese y sino adiós. El dibujante, si no tenia bastante, debía buscar otras vías, o ceder, o lo que fuera. Creo que el dibujante ha de ser muy bueno para vivir del dibujo. Urda era muy bueno y también trabajaba en el mismo banco que trabajaba yo. Benejam era un señor que sí vivía del dibujo y hubo un momento en que tenía tres firmas porque la editorial lo necesitaba y al mismo tiempo el podía trabajar más. Moreno dibujaba en el TBO pero al mismo tiempo también hacia colaboraciones en películas fuera de la editorial. Eran trabajos dentro del propio mundo del dibujo. Vivir exclusivamente del trabajo en una editorial era complicado. Yo no dejé el banco porque pensé que ponerte en manos de la editorial era pasar por el tubo y de esta manera tenia el cojín por si a acaso.

Magnífico libro cátalogo Humor Blanco de la Fundación Palma Espai d´Art / Casal Solleric dedicado al autor

Targetas postales "Ram" de 1951 en tinta y acuarela, cuando aun no tenia mucho trabajo en el TBO y podía dedicarse a otros encargos. Coloreadas por el propio autor. Iban acompañadas de rimas. Fuente el citado libro Humor Blanco.
 
-Fue el creador único de sus historias realizando el guión, el dibujo e incluso las indicaciones de color. Llegó a firmar con el nombre Ibarz debido a su extensa producción.
Lo de la extensa producción de acuerdo, pero lo de Ibarz era por otro motivo. Yo dibujaba unas 10 historietas a la semana para el TBO y por suerte se las quedaban todas. Cuando se hacía la composición de las páginas de la revista, Carlos Bech, que es el que se cuidaba de ello, cogía unas historietas u otras. Siempre te publicaban menos historietas de las que hacías y había algunas que quedaban anticuadas. El estilo también, porque siempre mirabas de evolucionar. Entonces decidí quitar la firma de Blanco en todas mis historietas no publicadas en su día y la substituí por la de Ibarz. Esta fue el causa real de la firma Ibarz.

 Ficha del autor en un TBO extra
 
-¿Conoces alguna anécdota con algún dibujante?
Un día salimos a la sala de baile La Paloma con algunos dibujantes de la revista como Ayne, Sabatés, y Bech que era el guionista de La Familia Ulises y el que hacia el montaje de la revista. En un palco de al lado los chicos iban a pedir para bailar a las chicas que estaban allí y a todos decían que no. ¡A que venían esas chicas si a todos decían que no! Bech que era mas echao pa lante me dice, ¿te apuestas a que yo saco una a bailar?. Seguimos hablando y al cabo de un rato me dice Blanco prepara la botella. Se levanta, va para allí, le pide para bailar a la chica, se levanta y se ponen a bailar. ¡Ostras! ¡Lo consiguió porque antes de ir a pedirle para ir a bailar a ella, por signos desde el palco ya se lo había pedido!

-El TBO desapareció a finales de los noventa y regresó en forma de coleccionable en el año 2011 en tomos editados por Salvat. Los lectores de hoy en día son menos inocentes, hay más cinismo, humor bestia y directo. Parece ser que el TBO solo tiene cabida para los que lo disfrutamos en alguna etapa de nuestra vida. Un remanso de paz al que volvemos al leer sus páginas. ¿Puede el TBO gustar a algún joven de hoy en día? 
No, creo que hoy la cosa va por otros derroteros. Es como todo. No quiere decir que por nostalgia algún padre o madre de ahora se los haya mostrado a su hijo. ¡Mira, si yo tengo cosas de TBO aquí y mis nietos no han abierto nunca un tomo! Saben lo que hago pero no les despierta ningún interés. Si estuviese haciendo aventuras de superhéroes conocidos tal vez...

Dos originales de Blanco de su estudio. En el segundo podemos ver como acabo en el año 2000 el burro Ánibal, otro de sus pocos personajes más o menos fijos.

-¿Contaron con usted para la edición de Salvat?
No, y reclamé, pero en Salvat me dijeron que tenía que hablar con Ediciones B porque ellos les habían cobrado los derechos para su publicación. Al final me “arreglaron” una cantidad pero ¡bah!

-¿Cree que ha empezado a hacerse algo de justicia al recuperar la memoria histórica con los dibujantes del TBO como usted mismo, ya que parecía que solo se recordaban los tebeos de la competidora Bruguera? 
Aquí hay mucha tela marinera. El TBO vendía mucho y era un negocio pero no se promocionaba. En cambio Bruguera realizaba muchas promociones, certámenes, concursos y eventos. Por ejemplo, en el Salón del Cómic dominaba Bruguera o El Jueves, el TBO no. No se preocupaban y no destacaban aunque fuese algo clásico y antiguo. La prueba es que en el Salón del Cómic se dan muchos premios, pero no he visto ninguno dedicado a autores del TBO, solo a Coll y fugazmente. Ni a los históricos como Benejam, Tínez o Urda, al menos para recordarlos. Están muy olvidados. Bruguera sabia promocionar más al dibujante.

Original que hizó Blanco para el Museo del cómic de la Massana. Vemos simbolicamente como al cerrar el TBO, parece que se lo llevan al camión de la basura o el olvido, pero los propios personajes lo rescatan y lo ponen donde debe estar.

-Usted es muy metódico en el trabajo pero no consiguió que le devolvieran sus originales. Cuente la anécdota de un Salón del Cómic al respecto de los originales porque me parece de una audacia increíble.
He estado luchando hasta hace poco enviando cartas y correos a Ediciones B para recuperar alguna cosa y no hay nada que hacer.
La anécdota a la que haces referencia es errónea. Me la atribuyen a mí, pero no fui yo. A mí me la contaron. En el Salón del Cómic a uno de los hermanos Blasco le dijeron que en una parada de allí vendían originales suyos. Blasco fue a la parada, pidió ver que tenían de Blasco sin decir que era él, y cuando los tuvo todos, los enrolla y se los lleva. ¿Qué hace usted? Y responde: Esto es mío. Soy el autor. Si quiere llame a la policía. Los de la parada debían saber que el hecho les podía traer complicaciones y se los acabó llevando.

-¿Te censuraban algunas historietas? 
Sí que vigilaban, pero como ya conocíamos el percal muchas cosas ya ni las hacíamos. Además había un cura de la censura conocido del editor y ya sabíamos más o menos por donde iban los tiros. A Urda le hicieron alargar las faldas de la mujeres gordas que dibujaba. A mí me censuraron dos historietas. Una por que un árbitro muy cobardica y poca cosa arbitraba un partido en el que era insultado y dominado, hasta que al final su mujer que estaba allí sale al campo y a partir de ahí todo el mundo le obedece. Consideraron que era ridiculizar a la mujer. Alguna ironía también me la censuraron. Esta sale en el libro Humor Blanco: En aquel tiempo para comprar un billete e ir de viaje no era como ahora, tenías que sacar el billete tres días antes. Para la mayoría de las cosas además de la documentación necesitabas una recomendación. La historieta la hice en base a esto. El personaje tenía que pasar por diferentes sitios y recomendaciones y al final cuando llegaba a casa quedaba obsesionado con las recomendaciones. Su mujer llama al médico y este le dice que tiene que ingresarlo en un sanatorio, pero hay un inconveniente, para ingresarlo ¡necesitamos una recomendación! Era ya la coletilla final y me la prohibieron y por eso tengo el original...


-Según el libro Humor Blanco tu habilidad para leer al revés te sirvió una vez en el banco en que trabajabas para saber en qué posición estabas en una lista de promoción que tenía un jefe. La lista estaba ordenada injustamente por preferencia y no por capacidad. 
Esto lo aprendí en el colegio. En las clases el profesor señalaba con un lápiz rojo en tu libro lo que tenías que aprender para el día siguiente. Estudiabas lo que podías y cuando llegaba el día el profesor se ponía en la tarima, que estaba un poco elevada, con el libro y hacía las preguntas. Yo le veía el libro y leía la contestación leyendo el libro al revés. Picardías.

-¿Dibujabas de pie?
Sí, según el dibujo. Hay trabajos de pie y de calco. En La Familia Ulises algunas cosas las calcaba porque milagros no se podían hacer. Con el aparato de transparencia también pintaba las páginas del TBO por detrás para dar información del color.

Indicaciones de color en el reverso de un original

-Una vez finiquitado el TBO y para seguir activo surgen los grandes y deliciosos dibujos a una sola viñeta de diferentes rincones de Barcelona. Sus edificios y calles se ven reflejados en estos dibujos detallistas y con calidad, repletos de personas, cada una con su personalidad. Inicialmente fueros 28 grandes dibujos. Verdaderos desafíos de la técnica. Cuéntenos un poco.
Cuando termino el TBO probé de ir a Bruguera y me cogieron algunas cosas, pero era un trato tan diferente... En el TBO iba el lunes y entregaba el trabajo, la lista del precio, me lo pagaban y no miraban nada. Si no podía estar el editor me llamaba directamente y me preguntaba qué es lo que iba a traer para hacer el talón. En Bruguera no, y había mucha competitividad. Decidí terminar con ellos y buscar otra cosa, además ya estaba harto de la viñeta pequeña. Así que lo hice al revés, una viñeta grande con muchas historietas.

Detalle de una gran ilustración de las Ramblas de Barcelona

Elegí Barcelona porque tenía muchos espacios y eran atractivos. Los dibujaba y los ponía en la carpeta. Estos dibujos se expusieron en un Salón del Cómic, y a partir de ahí hice encargos para diferentes empresas, fabricas, laboratorios, tiendas... Aquí mismo hay una administración de lotería que tiene un dibujo del establecimiento hecho por mí. Coloqué bastantes.
 

 Y nos adentramos en un trabajo que ve ahora mismo la luz Otto el cañón. Entre miles de personas corrientes y normales, coches pequeñitos, surge un cañón nada corriente y algo belicoso. ¿Cómo y cuándo creó Otto el cañón?
Lo creé en el año 1966. Se me ocurría una idea en el banco y en el reverso de un impreso de contabilidad del banco hacía la historieta de una forma directa y rápida. Eran ideas que también terminaban en la carpeta. Pensamos en hacer una segunda parte para ampliar el libro y en el año 2013 dibujé 25 historietas más y coloreé con acuarelas todas las historias.

Libro dedicado por el autor en Sant Jordi 2014


 Dibujos originales que hacia de forma directa y rápida  detras de los impresos del banco.

-¿Por qué no se publicó en el TBO y quedó inédito hasta hoy?
No, no lo presenté en el TBO porque no era la temática de la publicación. Nadie lo ha visto. Era inédito. Tengo un montón de borradores, apuntes e historietas que se me ocurren y que permanecen en carpetas y están aún inéditas.

Arriba fotografia de paginas interiores del libro y abajo cartel realizado in situ por Blanco en el stand donde firmó en Sant Jordi

Termino la entrevista con un extracto del prologo de Alfonso López que acompaña el libro de Otto el cañón:
Las historietas de este libro, felizmente rescatadas del anonimato, están impregnadas de frescura y si el humor sin aristas y la poesía sin pretensiones pueden encontrarse, quizás aquí sea una oportunidad, discretamente, sin prisas, como su autor.

Otto el Cañón
Autor: Blanco
Encuadernación: Tapa dura
Medidas: 25 x 17 cm  / 64 páginas
Editorial Amaníaco
Precio: 19 euros
Edición limitada de 500 ejemplares con lámina firmada por el autor.

Entrevista realizada el 22 de abril de 2014

4 comentarios:

  1. Muchas gracias por esta magnífica entrevista a una de las personas que alegraron mi infancia con sus historietas. Recuerdo con especial cariño esas deliciosas páginas dobles de Cosme y su mujer. Cuando veía sus dibujos siempre sabía que esa historieta iba a gustarme. Su libro "Barcelona de Blanco" es una maravilla, y no pienso perderme el nuevo libro de "Otto el cañón".

    Me ha parecido muy interesante enterarme de anécdotas como el origen de su firma Ibarz, que yo pensaba que había sido su primera firma en TBO, puesto que figuraba al pie de sus historietas más antiguas.

    En definitiva, gracias al entrevistador y enhorabuena al entrevistado por su trabajo y por su lucidez y amabilidad.

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  2. Gran autor Blanco, de mis preferidos del TBO, junto con Benejam y Coll...

    todo reconocimiento que se haga a estos autores y otros del TBO es poco...

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  3. Gracias por el elogio Carlos.
    Folk: poco a poco se va consiguiendo...

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  4. Una entrevista genial y un verdadero mito el Sr. Blanco. Este maestro sigue en buena forma. me encantaban sus dibujos y personajes en el TBO. Gracias taradete.

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