Si vais a Nueva York, sois fans de Spiderman o del cómic en general, esta es una obra que no tenéis que perderos bajo ningún concepto. La entrada es cara, los mejores sitios cuestan unos 180 dólares, pero si hacéis cola en las taquillas que hay situadas en Times Square puedes conseguir un descuento de entre el 40 y 50 % para actuaciones el mismo día.
No hace falta ser un experto en inglés para entender la obra, pues es un musical y lo que más prima es la espectacularidad de todo su conjunto. Además la historia sobre el nacimiento de Spiderman es de sobras conocida.
El primer número que abre la función introduce originalmente la mitología griega en la historia. La diosa griega Atenea compite con las arañas para ver quien teje más rápido y mejor. Una parte mística de Spiderman que el guionista Straczynski ya trató en los cómics, si bien de modo distinto. La verdad es que este primer acto cantado a coro con su bello montaje visual pone literalmente la piel de gallina.
La primera parte de la obra muestra los inicios del héroe, siguiendo más la película de Sam Raimi que el cómic, así que olvidaos de ver a Gwen Stacy. Los escenarios cambian con gran fluidez y son bastante espectaculares: el instituto, las calles donde vive Peter Parker, el laboratorio (con atrezzos muy logrados), el divertido ring de boxeo. Detalles como el de los protagonistas andando por un cinta para sin moverse de un punto dar la sensación de estar paseando por el barrio gracias al cambio de escenarios, dan mucho realismo.
Y llega el plato fuerte: Spiderman. La escena de la transformación de la noche al día en su habitación está muy bien resuelta visualmente. Pero lo mejor está aún por llegar, cuando se monta el escenario adecuado y Spiderman, desde el fondo, corre hacia el público y se lanza volando hacia éste, columpiándose de un lado a otro por encima de sus cabezas. Yendo de una esquina a otra, subiéndose al palco... Ejecutando a la perfección los movimientos clásicos con gran agilidad. Se perciben las cuerdas, por supuesto, pero la puesta en escena resulta muy real. Un diez.
La segunda parte se centra más en el enamoramiento de Peter y Mary Jane, con lo que el ritmo y la espectacularidad quedan algo lastrados pero se mantiene la belleza de la obra. También aparecen de manera muy psicotónica el Duende Verde y su ejército de destrucción de los seis siniestros. El Duende Verde se reinterpreta al estilo Joker dando lugar a los momentos cómicos de la función.
El combate final entre Spideman y el Duende, columpiándose uno y volando el otro literalmente por encima del público, llegándose a unir en el aire para luchar, es realmente sensacional. Los dos, valiéndose de los movimientos que les permiten sus cuerdas, realizan una gran coreografía que debe ser en todo momento muy precisa para evitar mayores riesgos.
La espectacularidad de la obra requiere que Spideman tenga muchos dobles, pero ello no quita mérito al actor protagonista de la función que interpreta a Peter Parker, que además de saber actuar y cantar, debe de ser lo suficientemente ágil y profesional para realizar las acrobacias que requiere el guión. De hecho, él también se columpia como Spidey.
En definitiva, si inicialmente puede echar para atrás o chirriar un poco la idea de un musical sobre Spideman, el resultado final es todo lo contrario. Todos sabemos que un tipo disfrazado de Spiderman tiene todos los boletos para quedar ridículo, nada heróico y poco creíble. Sin embargo, aquí no ocurre y hasta puede decirse que la barrera de la credibilidad se desvanece en determinados momentos.
Y no os perdáis la banda sonora, creada por Bono y The Edge, que otorga un estilo musical al héroe que se aleja de lo que ya hemos oído anteriormente en el cine.
Como sabéis, la obra tuvo muchos problemas y retrasos en sus inicios, pues es de hecho la más cara (unos 65 millones de dólares) y con una puesta escena más compleja que se haya estrenado en Broadway. Las primeras funciones tuvieron muchos fallos y problemas técnicos. Durante los ensayos, varios actores sufrieron contusiones. La polémica arrastró a la directora original, que fue despedida y se modificaron algunas partes y números. Cinco interpretes de Spiderman sufrieron accidentes leves y de hecho uno de ellos terminó en el hospital. Además, la obra recibió bastantes críticas negativas.
Pero todo esto ha quedado atrás y la obra ahora es simplemente amazing y está perfectamente ejecutada. El público al completo se levantó a aplaudir cuando terminó la función. En pocas palabras, Spiderman, Turn off the Dark es una obra de gran complejidad técnica pero ágil como una araña.
Artículo publicado por un servidor en Fans Club Magazine.
Tiene q estar bien.
ResponderEliminarSiempre me queda la esperanza de acertar una primitiva, y poder volver a NY. Seguro q me pasaba a ver el musical.
Saludos :)
Más fabuloso que espectacular, me temo.
ResponderEliminarLa música no acaba de gustarme, pero supongo que a uno le engancha más cuando la oye en el teatro.
SEBAS: Vale la pena. Garantizado.
ResponderEliminarEL TIPO DE LA BROCHA: En la obra funciona y pone la piel de gallina en algunos momentos junto a la ESPECTACULARIDAD (en mayusculas)de la obra. Doy fe que diria Luisma.